En el desierto de Namibia, entre Angola y Sudáfrica aparecen decenas de miles extrañas "calvas" circulares, de entre 2 y 12 metros de diámetro que motean las polvorientas praderas africanas.
Le llaman círculos o anillos de las de las hadas y en su interior la hierba no crece y están rodeados de una vegetación más alta que la de alrededor, una especie de corona verde que marca claramente el perímetro de la zona seca.
Los indígenas dicen que son los poros por donde respiran los dioses de la sabana, otros plantean que son pistas de aterrizaje para las naves extraterrestres o restos de meteoritos, que no dejan crecer la hierba.